Para
emprender un negocio solo basta que una idea sea llevada a la realidad, junto
con una serie de instrumentos legales que la respalden y el personal capacitado
para sacar el proyecto adelante. Sin embargo, en muchas ocasiones los
emprendedores saltan una serie de pasos referidos a la creación de las bases y
fundamentos de las empresas, cayendo directamente en promocionar el producto o
servicio que desean ofrecer sin definir adecuadamente su marco organizacional y
sin realizar un análisis detallado y preciso de estrategias.
Es por ello, que para empezar se hace sumamente importante establecer la misión, visión y valores de la organización; ya que, a través de las mismas fijaremos los cimientos de la empresa y su carácter diferenciador. Empecemos entonces:
Misión: ¿qué somos?, ¿qué
queremos lograr?, ¿a qué nos dedicamos?, ¿por qué nos preferiría el
consumidor?, ¿cuál es nuestro mercado meta?; son algunas de las preguntas que
debemos abordar para desarrollarla y tenerla claro en cada etapa que se
comience, ya que será nuestra guía e identidad. Algunos expertos consideran que
la misión debe definirse en conjunto con los trabajadores de la empresa para
que todos se sientan identificados; sin embargo, personalmente considero que,
con una misión concisa y clara, cualquier persona puede llevarla a su área y
hacerla suya, lo que le permite saber cómo sus actividades aportan valor para
que se cumpla dicha misión.
Visión: ¿hacia dónde nos
dirigimos?, ¿cuáles son nuestras metas?, ¿queremos abarcar mayor porcentaje de
mercado u otros mercados?; son algunas de las interrogantes que responden y
ayudan a desarrollar la visión, la cual es el “plan a futuro” que tenemos para
nuestra empresa; estableciendo una o varias metas (realizables) a largo plazo.
Valores: vienen siendo los
principios éticos que la organización desea establecer como su bandera de
identificación a lo largo de toda su estructura, los cuales apoyan a la misión
y visión y brindan vida a la empresa.
Seguidamente nos
encontramos con El Organigrama, el
cual es la estructura que plasma la jerarquía y niveles de cada cargo en la
empresa. A través de él, conocemos los departamentos y a quién le reportamos o
quién nos reporta a nosotros. Es nuestro lugar dentro de la
organización.
Ahora bien, ¡empecemos a trazar metas! Ya “armados”
con nuestras raíces organizacionales, podemos trazar objetivos que llevaremos a
cabo mediante la realización de estrategias, respaldadas y basadas en el
¿quiénes somos? (misión), el ¿qué queremos y a dónde queremos llegar? (visión)
y ¿cómo lo llevaremos a cabo? (valores y equipo de trabajo establecido en
nuestro organigrama). Por supuesto que para esto, se hace imprescindible el
análisis de nuestro entorno, con el fin de saber cuáles objetivos son
alcanzables y cuáles no; lo que nos conduce a la utilización de herramientas
como lo es la matriz DOFA, que nos
permite el análisis interno y externo de nuestra organización; el diagrama de Ishikawa y Los 5 porqué, que nos ayudan a estudiar
la raíz de un problema que identificamos y deseamos solventar (aplicable a un
mercado al que no logramos acceder por ejemplo); la Investigación de Mercados, otra herramienta y un tema robusto a la
hora de querer conocer el comportamiento y gustos del consumidor, el tamaño de
nuestro mercado y aceptación de nuestros productos/servicios; siendo dicha
investigación una herramienta que utiliza a su vez otros instrumentos de
exploración. Es aquí, donde la planificación estratégica de marketing cobra
vida, a través de la definición de los programas (conformados por actividades y
tareas específicas) que nos encaminarán al cumplimiento de nuestras metas; bien
sea metas de ventas, metas de publicidad, metas de posicionamiento en la mente
del consumidor, metas de abordaje de nuevos o potenciales mercados, entre
otras.
Entonces, ¿tu
empresa ya cuenta con estos fundamentos?; si es así, cerciórate de que tus
actividades diarias aporten valor a esas bases; ya que de esa manera, el
servicio o producto ofrecido aumentará potencialmente su calidad ante el
cliente final y las relaciones cliente-proveedor interno mejorarán
increíblemente. Si por el contrario aún no tienen definida su estructura ¿qué
esperan para hacerla? ¡Pongan manos a la obra, creen su identidad
y dejen huella!
Elysma Pacheco
@ElysmaPacheco
@mkt20ceujap
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