La globalización entendida como un proceso integrador en el ámbito económico, político, social y cultural entre todas las naciones del mundo ha permitido un desarrollo acelerado de muchos países. Con la caída de los últimos bastiones del comunismo se asentó este proceso de manera aplaudible en gran parte de los países desarrollados y no tan desarrollados.
El acelerado avance tecnológico ha permitido sedimentar las bases de este complejo sistema, delimitándolo muchas veces a lo netamente económico, logrando traspasar las fronteras de todas las naciones y colocando frente a nuestras narices lo que podemos llamar una nueva conquista de occidente.
La apertura de los países a este sistema ha hecho posible la tan deseada ciudadanía universal, el dinamismo del cual ahora la sociedad está plagada solo era parte de la imaginación unos siglos atrás. La comunicación una vez más nos pone retos imposibles de evadir permitiendo una unificación de las masas a escala global solo separadas por un par de clic al ratón de la PC.
Si bien pudiéramos obtener infinidades de líneas describiendo su lado positivo, es de suma importancia reconocer el calado sin escrúpulos que ha tenido en el deterioro de la cultura de las naciones donde el comer muchas veces se vuelve una travesía. La imposición de lo "mejor" de manera imprudente se nota negativamente en países donde su sistema de gobierno sea deficiente con respecto a la calidad de vida fomentando muchas veces a la delincuencia.
El factor ecológico juega un papel sumamente importante al hablar de globalización, para nadie es un secreto que dicho sistema conlleva un rápido desgaste de los recursos natural renovables y no renovables, así como estragos a la fauna animal. Imperdible dejar de mencionar como la contaminación ambiental llego para quedarse en ciudad como New York o Shanghái donde respirar también pasa por la factura de cobro de las trasnacionales.
Si bien existen puntos de vista encontrados con respecto a la globalización seria inoportuno olvidar quien está detrás del corazón de este sistema. Las grandes naciones del mundo siempre han abusado de su posicionamiento y hacer vale su palabra a como dé lugar es el objetivo principal. El caso Snowden salta a la palestra pública para recordarnos que tan vigilado estamos.
Orson Well al fin y al cabo no estaba equivocado, solo se adelanto un par de décadas a lo que la globalización a mi punto de vista (muy intimo y apocalíptico) puede llegar a hacer de nuestro planeta.
Giorgina Montecalvo
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