El posicionamiento se refiere a
cómo se comunican los beneficios esenciales de una empresa a los clientes
potenciales. Cuando se vende un producto, el cómo lo haces, dónde lo haces y su
precio transmiten mensajes sutiles en el mercado, incluso sin utilizar ningún
tipo de publicidad abierta, relaciones públicas o promociones. Otra manera de definir el posicionamiento de un
producto o marca sería la forma en que
éste está definido por los consumidores en relación con ciertos atributos
importantes, es decir, el lugar que ocupa en su mente en comparación con los
competidores.
Así
mismo, cuando
llevamos a cabo una estrategia de posicionamiento, se recomienda prestar atención a los siguientes
factores:
·
En primer lugar la diferenciación: ya que es un factor importante dentro del posicionamiento. Posicionarse
junto a la mayoría no suele ofrecer ninguna ventaja.
·
El mejor posicionamiento es aquel que no se puede imitar. Si los competidores pueden imitarlo en corto plazo, perderemos la
oportunidad de diferenciarnos.
·
El posicionamiento de nuestra marca
tiene que proporcionar beneficios que
sean relevantes para el consumidor.
·
La posición que deseamos alcanzar debe
ser rentable.
·
El posicionamiento de nuestra marca debe
entenderse como un proceso de
perfeccionamiento de la marca, incremento de nuestro valor
añadido y búsqueda de ventajas competitivas.
El mercado está
invadido de productos genéricos, marcas competitivas y extensiones de líneas.
En este ambiente, el mayor temor es que el concepto del valor de la marca que
se define como la lealtad del consumidor a una marca establecida está dejando
de tener importancia. El temor es que bajos niveles de lealtad se están
haciendo cada vez más comunes y que las relaciones entre las compañías y sus
clientes se están volviendo cada vez más impersonales y lejanas.
A medida que los
consumidores mejoran su calidad de vida, las marcas se convierten en un factor
dominante en el proceso de decisión del consumidor. Las marcas ofrecen a los
consumidores una forma más rápida de identificar los productos y servicios que
tienen alto valor. Es por ello que muchos consumidores están de acuerdo con la
expresión: "Yo siempre compro la misma marca sin realmente pensarlo".
Sin embargo, muchas empresas están perdiendo el valor de sus marcas con
promociones, bajas inversiones en publicidad y extensiones de líneas. Muy
frecuentemente las promociones promueven que una marca se vuelva genérica. En
ese caso el mensaje al consumidor es: "Somos tan buenos como los otros
y... además somos más baratos".
Cuando las
personas se convenzan que la marca significa algo más que un simple nombre,
cuando se transforma en un currículum que refleja logro, desempeño y
superioridad, los ejecutivos de las empresas la protegerán. El concepto del
valor de la marca no está, como mucho creen, obsoleto.
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