En
el mercadeo existen diversas estrategias que permiten la comercialización de un
producto, marca o empresa; y que según su enfoque, pueden lograr conseguir
diferentes objetivos. Cuando se trata de posicionamiento, la atención del
marketing debe estar dirigida a la creación de un vínculo entre la marca y el
consumidor. Por esta razón, la manera más efectiva de generar ese lazo, es direccionando
el mensaje hacia la emoción y no a la razón, porque el grado de recuerdo que
tiene una persona de una marca estará ligada a la afección que tenga hacia la
misma.
No
obstante, para aplicar el marketing emocional, se utiliza el neuromarketing, disciplina
que emplea técnicas de la neurociencia aplicadas al mercadeo. Esto ayuda a
conocer la manera en que un estímulo genera emociones, a qué nivel lo hace y
qué respuestas se consiguen; de esta forma se estudian y analizan los procesos
cerebrales que conciben conductas y posteriormente decisión de compra. Al
conocer el comportamiento del consumidor y las posibles reacciones hacia
diferentes estímulos, se crean estrategias que aplican esos estímulos para
conseguir la respuesta esperada. Gracias a diversos estudios realizados bajo
esta disciplina, se ha logrado conocer las motivaciones de las persones para
consumir; concluyendo que principalmente
no es la necesidad la que los motiva hacia la adquisición de un
producto, sino el deseo; y éste pertenece al rango emocional.
Marc
Gobé, es reconocido como el creador del denominado marketing emocional, el cual
consideró como una tendencia en la cual las empresas logran la fidelización de
sus clientes y un mejor posicionamiento. Durante una conferencia en Bogotá realizada
en el año 2012, Gobé resaltó la importancia de “humanizar la marca” y de tomar
en cuenta tres aspectos principales: el racional que es el que piensa, el
emotivo donde nacen las emociones y el visceral que mueve al consumidor.
Explicó que las personas prefieren adquirir un producto con el cual se
vinculen; y una empresa se diferencia de otra por la relación que tiene con los
consumidores. Dio como ejemplo una experiencia laboral; expresó que al trabajar
como Gerente en Mercadeo en la empresa Coca-Cola, las ventas fueron duplicadas en
el momento en que se cambió la imagen de la misma a un aspecto más emocional,
asociándola con la felicidad.
Para
poder tocar los sentimientos del consumidor, es necesario conocerlos, saber lo
que les gusta y cuáles son sus necesidades. Las personas son emocionales, y por
ende, se les debe estimular sentimentalmente para que se produzca la decisión
de compra en base a ello. Por ejemplo, es más conveniente para la empresa
vender un producto que se muestre asociado a una buena experiencia, momento o
situación mediante un mensaje emotivo; a que, por el contrario se pretenda vender
sin ningún mensaje emocional, en donde las posibilidades de compra se basarán
en el aspecto racional, como el precio y la calidad. Es posible que en ambos
casos se logre una venta; la diferencia es que en el primero el cliente formará
un lazo de fidelidad con la marca, porque la vinculará con algo positivo; en el
segundo caso, simplemente adquirirá un producto.
En
la actualidad cada vez es más frecuente la publicidad emocional, donde se
muestra al cliente y a la marca como uno solo; los comerciales asocian al
producto con buenos momentos y lo ilustran en situaciones comunes por las que
pasa cualquier consumidor, de esa manera se forma un vínculo entre ambos, un
sentimiento de pertenencia y fidelidad. En marketing, estas técnicas son tan
efectivas para crear vínculos afectivos y posicionarse, porque las personas
razonan, pero el impulso sentimental es más fuerte y puede generar respuestas
inmediatas.
Andrea
Escarrá
@escarrandrea
No hay comentarios:
Publicar un comentario