Es sabido que dentro de los
procesos de mercadotecnia y logística de las empresas existen alianzas
estratégicas, generalmente con proveedores pero también las hay con clientes,
siendo generalmente una gran ventaja, pues se cuenta con costos fijos o
altamente negociables, preferencia de servicio, disponibilidad de productos,
ventas fijas y muchas otras más; pero ¿qué pasa cuando esa ventaja se convierte
en un freno para el crecimiento de nuestra empresa?
Los proveedores como aliados estratégicos:
Tener un aliado del cual podamos apoyarnos
en el desarrollo de nuestra empresa es una ventaja que debemos aprovechar al
máximo, pero no por ello debemos crear una dependencia, pues esto limitaría
enormemente el crecimiento que podamos proyectar para nuestra organización,
pues si ese “socio comercial” no crece al mismo ritmo que nosotros podemos
enfrentar serias dificultades en cuanto a planeación y presupuestos de ventas.
Esta situación podemos enfrentarla desde dos puntos de vista diferentes; el
primero de ellos es apoyar a ese socio para que crezca en consonancia con
nuestra organización, ya sea desde darle apalancamiento financiero o
simplemente asesoría comercial o gerencial, todo depende del escenario que se
presente. En este punto hay que involucrarse ya sea económicamente o
afectivamente con ese socio, por lo cual hay que evaluar si la situación
financiera o la capacidad del personal de nuestra empresa es la mejor para
afrontar dicho reto. Desde otro punto de vista más práctico podemos simplemente
buscar otro proveedor de respaldo, todo depende obviamente de lo específico del
mercado en que nos desenvolvamos y de las características de los proveedores.
Los clientes como aliados estratégicos:
Aquí nos podemos ubicar en el otro extremo
de la situación, y claramente el problema no ha de ser la obtención de recursos
o servicios, sino la venta condicionada de toda nuestra producción o la
prestación de nuestros servicios a un cliente exclusivamente. En este caso
podemos limitarnos en cuanto a crecimiento económico por no expandir nuestra
cartera de clientes, pues a pesar de que la situación sea optima en cuanto a la
relación comercial, la dependencia generalmente es nociva en estas circunstancias,
ya sea por el bajo poder de negociación que se pueda tener, o por la comodidad
que el escenario presenta. Con solo hacernos una interrogante podemos ver que
esta es la más grave de las situaciones, ¿qué pasaría si mi único o mejor y mayor cliente encuentra otro proveedor o
cesa sus operaciones?; está claro que el destino de la empresa no sería de muy
buen pronóstico. Es bueno tener no solo
un buen cliente, sino tener una amplia cartera de buenos clientes.
La planeación estratégica no solo debe
tener en cuenta nuestra situación en el medio que nos desenvolvemos como
empresa, también debe evaluar las organizaciones con las cuales tenemos
relación y los factores que pudieran afectarlas, ya que puede implícitamente
ser elementos que pueden perturbar el óptimo desarrollo de nuestra compañía.
@jonhrondon
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